Hola papás y mamás:
Soy Olga, maestra del Santa Bárbara, ya muchos me conocéis,
y autora del blog en que escribo.
Hoy quería acercar mis sentimientos a vosotros y aceros
participes de mis reflexiones, alegrías y preocupaciones sobre la enseñanza.
Aunque me considere joven, ya llevo 17 años en este gremio y
por situaciones muy diversas he pasado. Mi andadura como maestra ha pasado por
aulas ordinarias, específicas, aulas de apoyo a la integración, minorías
marginadas, ......... Muchas experiencias vividas que hoy conforman mi persona
y sin las cuales hoy no sería lo que soy ni sabría lo que sé.
Los niños, aunque pequeños, han sido una fuente inagotable
de aprendizajes para mí. Ellos son la base de mi cometido, pero a ellos no los
puedo ver aislados como personitas pensantes y emocionales, pues están inmersos
en una familia que los educa y los nutre. Por ello, hoy me dirijo a vosotros,
papás, mamás y tutores.
Mi día a día con vuestros hijos no se limita a enseñar la
división por dos cifras, la regla ortográfica de la h o que las setas no son
plantas sino hongos. La clase, el aula,
es el escenario donde convivimos todos y aprendemos a compartir, ayudar,
expresar lo que sentimos con palabras honestas y respetuosas, reflexionar,
investigar, crear, disfrutar, …. Los 40 metros cuadrados donde vuestros hijos
pasan gran parte de su día, es también el mío. Como miembro activo de ese
aprendizaje, doy lo mejor de mí en todos los aspectos que no son solo los
curriculares. En muchas ocasiones, sus problemas, me los llevo a casa y mi
tarde se convierte en un momento de reflexión para intentar mejorar ese “su día
a día”. Pero claro, no puedo pretender interactuar solo con ellos para
conseguir esto. Aquí es cuando entráis vosotros como entorno socializador de vuestro
hijo.
Todos, escuela y familia, tenemos un fin común, lo mejor
para nuestros alumnos y vuestros hijos, pero ello no funcionará si no ponemos
unos pilares básicos en común y todos obramos conforme a ellos.
En estos últimos dos años, observo por parte de muchas
familias una duda constante sobre nuestra labor, poniendo en tela de juicio
constantemente lo que hacemos, cuando lo hacemos y por qué lo hacemos.
Evidentemente, como personas que somos, nos podemos confundir, al igual que vosotros
como padres, pero para eso existe la comunicación (me refiero a cosas
discutibles y flexibles pues todos sabemos que ciertos comportamientos, vengan
de quien vengan están mal).
Siempre que tengo oportunidad, en las tutorías, comento a
mis mamás (pues son ellas las que casi siempre acuden a entrevistarse conmigo y
me gustaría que también acudiesen los padres) que, ante cualquier duda, me
pregunten, que no interpreten o supongan. También que escuchen a sus hijos y
que por supuesto, contrasten esa información con lo que desde la escuela se les
manifiesta.
Algunos días, mis fuerzas flojean y veo difícil que no imposible, cambiar
la realidad de alguno de mis niños. Es tan importante para ellos cada cosa que
hacemos, que decimos, que no hacemos o que no decimos. Ellos aprenden hasta de
los silencios (Se lo dije a mis padres, pero no me dijeron nada) A veces
enseñamos otras cosas de las que pretendemos, por eso tenemos que cuidar
nuestras palabras, nuestros gestos, nuestros silencios y nuestras acciones
hacia ellos.
Los niños me manifiestan un sinfín de experiencias que viven
en el parque, con sus amigos, con sus abuelos, primos y padres. A veces, aunque
vosotros no lo pretendáis, ellos suponen cosas de hechos que ocurren que viven
de forma triste o rabiosa y las asimilan como reales, aunque no son del todo
así. Por eso os invito a hablar con ellos, y no de las notas que han sacado en
sociales o de si han repetido un esquema o resumen porque no le ha salido bien.
Por supuesto que es importante, pero esto no es lo primordial en sus vidas, sí
cómo se sienten ante un enfado con un amigo, cuando van de excursión al campo
con la familia, cuando se les queda la mente en blanco ante una exposición oral
….
Por supuesto que las calificaciones son importantes y
reflejan esfuerzo, constancia y habilidad. Lo que no es lógico es cuando se
comparan. Cada niño tiene su ritmo y su forma de aprender y hay que comparar
con los logros de la misma persona, no con los de las demás. Ese es aspecto que
veo que a los alumnos les angustia (es que he sacado menos de unos siete y mis
padres me van a reñir). Hasta un suspenso es positivo. Los niños deben aprender
que hay dificultades y que no todo sale bien siempre, pero no pasa nada, se
sigue adelante.
En fin, quiero deciros tantas cosas que a veces pierdo el
hilo de lo esencial.
Quiero manifestaros que mi trabajo me apasiona, me
entusiasma, aunque como a todos, en ocasiones, nos genera quebraderos de cabeza. Pero una
fuente importante de la motivación que tengo son ellos, los alumnos. Cuando aprenden, cuando me dicen
que quieren continuar conmigo hasta la universidad o que mis asignaturas son
las mejores, me dan una dosis de vitalidad que me hace sentir que voy por buen
camino.
En definitiva y resumo, me gustaría que os unieseis a mi
reflexión sobre la importancia de remar en la misma barca y en la misma
dirección.
Ante dudas, problemas o malentendidos, estamos aquí, contad
con nosotros. Dialogad.
Es importante afrontar los problemas con una actitud
constructiva, si no, o no llegaremos a nada o nos costará más tiempo o esfuerzo
a todos.
Pensad que buscamos el mejor futuro para vuestros hijos y
nuestros alumnos.
Os aseguro que, en mi cole, abogamos por estos principios.
Me siento respaldada por mis compañeros de gremio y aprendo mucho de ellos. Me
gusta el cole al que pertenezco y me siento a gusto. Por supuesto, me siento
querida por mis alumnos y satisfecha con las opiniones que muchas familias me
manifiestan.
He aquí mi reflexión con la que solo pretendo acercarme a
ustedes, solo mostraros un poquito de lo que ocupa mucho de mi tiempo, mi
pasión, enseñar.
Buenas tardes.
ResponderEliminarDar las gracias por esa reflexión, que da para pensar y recapacitar. Eso es lo que nuestros hijos perciben en la enseñanza que le ofrecéis día a día. Me consta. Estoy totalmente de acuerdo en ir por ese camino hacia adelante. Te doy la enhorabuena por tu labor como profesora y persona. Gracias.