Ya llevamos tiempo escuchando eso de
Flipped
Classroom y algunos seguro que aún tienen dudas de qué es o cómo se
lleva a cabo.
Pues bien, mi idea es aclararos
un poco el concepto y ver que aunque las palabras llevan poco tiempo sonando en
el mundo educativo, lo que implica es mucho más antiguo (aunque no puesto en
práctica de forma generalizada).
Este concepto se refiere a una
metodología, a una forma de enseñar, donde el niño es el principal elemento, él
con sus capacidades y sus peculiaridades.
Como su nombre indica, implica
invertir el modo de enseñar, dejar atrás el método tradicional (unidireccional,
donde el alumno es solo receptor y apenas se mueve de su banca) y pasar a
una metodología más activa donde el alumno sea el protagonista y el profesor un
guía.
Está bien mandar tareas
moderadas para casa, pero tareas que a ellos les resulte fáciles de hacer, sin
mucha dificultad. Con ello, los reforzaremos, les enseñaremos que son capaces, ayudamos a inculcar el sentido de la responsabilidad, a la vez que repasarán conceptos importantes para poner en práctica en clase y
abordar acciones más complejas y verdaderamente significativas.
El horario escolar se debe
estrujar al máximo, pero no con tareas repetitivas y monótonas, donde los
recursos principales sean la libreta, el libro y el lápiz (Así aburrimos y desmoralizamos a aquellos que más precisan un empujoncito). El libro de texto ha
de pasar a un cuarto o quinto plano. Sí, sí, a veces, algunos maestros se
agobian al escuchar esto, pero..... No os ha pasado que a veces ni vosotros
entendéis un ejercicio de lengua que se supone que puede hacer un niño de
primero de primaria.... Hasta los libros están descontextualizados. Cada niño
es único y, por lo tanto, cada aula también. Por supuesto también cualquier
guía-maestro. Pero eso debe ser enriquecedor, sumar y no restar.
El curso pasado hice un curso
online sobre este tipo de metodología y, me di cuenta, que sin saberlo, ya
llevaba tiempo usándola. Ahora, eso sí, engancha, crea adicción y tu
mente se abre de una forma que a veces no te queda horario escolar para hacer
todas las actividades que se te han ocurrido.
Algunos me ven como un bicho
raro, pues.... no sigo las unidades del libro, me salto páginas de ellos, dejo
que mi alumnado realice actividades donde tienen que deambular por la clase e
interactuar con los demás, uso el patio como clase en matemáticas o el pasillo
en la asignatura de lengua, los bastoncillos de los oídos nos sirven para hacer
cuentas,......... pero ¿sabéis qué? Como mi dire (Beita) me dijo una vez, mi
clase está viva.
Ventajas de todas estas cositas
que estoy reflejando de un modo algo vago son: los niños quieren venir a la
escuela, aprenden verdaderos aprendizajes significativos, se les abre la mente
como a ti, suben las calificaciones,........
¿No os atrae esto?
Yo os animo a que una semana,
al realizar vuestra programación, dejéis los libros de texto a un lado y os
centréis en qué queréis enseñar y cómo, pensando en los niños que componen
vuestra clase. (Eso ya lo hago, pensará más de u@)
El principal recurso son ellos
y ya los tenemos a primera hora ahí sentaditos esperando. Si un día les rompéis
esos esquemas que ellos ya se los conocen muy bien, se sorprenderán y te
mostrarán su agradecimiento. Engancha, lo he dicho, el que comience a poner
esto en práctica corre el riesgo de transformar su trabajo en algo mucho más
apasionante, importante y bonito. ¿No merece la pena?
Si echáis una ojeada al blog,
podréis encontrar actividades diferentes que trabajan contenidos tradicionales de forma diferente.
Os aporto aquí mi pequeño granito de arena.
Sé que, sobre todo en estas
fechas, estamos muy atareados con la evaluación y todo el papeleo con el que
delegación nos inunda. Por eso he querido hacer esta entrada también, a a parte de aportaros mi inquietud, para
recordarme a mí misma que lo esencial sigue estando y que si no es de nuestra
mano, el cambio de paradigma educativo, que tanto hace falta, no es posible.
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