La gran mayoría de los problemas entre iguales vienen dados por problemas de comunicación. Nos cuesta entender al otro. Y es que nos cuesta ponernos en su pellejo. A pesar de que creemos que somos objetivos, vemos la realidad del otro bajo nuestra propia pupila y ahí es por donde se cuela la subjetividad.
¿Somos empáticos por naturaleza o simpáticos?
La empatía, que se hace, se trabaja y no en una sola acción o momento puntual, es un proceso que requiere esfuerzo, voluntad y comprensión.
A mi entender, para que esto ocurra, hay que trabajar en primer lugar la escucha activa.
Y es que estamos acostumbrados a escuchar para responder y no para comprender.
Nuestro ego está por encima de estas cosas pues él entiende siempre todo y no le hace falta pararse a "empatizar". Ahí está el kit de la cuestión.
Así pues, dentro de mi aula y con el fin de trabajar la empatía y dar un buen ejemplo para que mis alumnos interioricen esta imprescindible capacidad, suelo hacer lo siguiente.
- (acción 1) Escuchar atentamente cuando ellos cuentan sus inquietudes y preocupaciones en clase y no acabar la intervención con.... sí, a mí una vez me pasó igual.
(reflexión) Cuando obtienen asentimiento o un simple te entiendo, el alumno se queda descolocado. Es como si estuviese esperando a que le dijeras: pues eso no es así, o a mí me pasó algo parecido. Espera a que se le juzgue por su sentir, espera una respuesta del adulto sobre su parecer. Evidentemente hay que trabajar más la empatía en casa y hacerle saber consejos sencillos a las familias para potenciarla.
- (acción 2) Cuando un alumno juzgue a otro, hacer una parada de reflexión y ahondar en ella. Cada cual tiene circunstancias diferentes y obra conforme a ellas. Pretender juzgar el actuar de esa forma bajo otras condiciones es no comprender, no empatizar.
(reflexión) Como bien dice el corto de Brené Brown, la empatía no debe ser simplemente ponerse hipotéticamente en esa situación. Los alumnos se piensan que eso es suficiente.
- Ahhhhhhhhh, síiiiiiiiiii, te entiendoooooooooooooo - y terminan diciendo:- eso me pasó a mí una vez.
Y ya estamos otra vez igual, la pelota se cambió de tejado. El alumnado, sobre todo de las etapas más tempranas, suele tender al egocentrismo. El trabajar esa empatía hará crecer su mundo interior y enriquecerlo con lo que le aporten los demás.
Predicaré con el ejemplo.
- (acción 3) Cuando un alumno me cuente cómo se siente o algo que le ha ocurrido que le resulta desagradable le diré: . Vaya, lo siento. Gracias por confiar en mí. Aquí estoy para lo que te haga falta.
(reflexión) Se suelen quedar sorprendidos. Comienzan a crear un vínculo que va más allá del contenido curricular pero que ayudará en los procesos de aprendizaje. Sienten confianza. Esto forma parte de un modelo restaurador de la enseñanza. Ante los problemas, no juzgar, castigar y centrar la acción en el propio alumno. Un método restaurador se centra en las relaciones, en cómo se ha hecho sentir a los demás, en la empatía.
(acción 4) De vez en cuando para reflexionar sobre diferentes sentimientos y capacidades, pongo algún que otro corto en clase, sobre todo en la asignatura de Ciudadanía. Así, mi siguiente acción será el poner el corto que he citado más arriba en mi clase y ver hacia donde nos lleva un debate posterior.
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