domingo, 9 de enero de 2022

Cuento actual, de los que hacen falta recordar. Por una ciudad limpia. Recoge la caca de tu perro

 

Cogió su abrigo, la bufanda, metió las llaves en el bolsillo y llamando a Charlie, salió por la puerta.

 Esa mañana invernal era fría pero soleada. Paseaba como de costumbre por la angosta acera, repleta de alcorques con árboles ausentes. A uno de ellos fue a parar Charlie, quien, inclinando sus patas traseras, defecó con total normalidad mientras, su dueña, mirando el asunto, hablaba plácidamente por teléfono.  Y ese, ese, fue el momento en el que la leyenda cobró vida.

 Una pequeña ventisca se levantó, sacudió el largo pelo del perro y, arrastrando con ella hojas secas, fue a parar al alcorque donde Charlie había hecho sus necesidades.

De repente, como película de ciencia ficción, la caca , poseída por ese leve viento, se levantó, saltó y hacia la dueña se acercó.

                         ¡Qué pasa, colega¡

¿No me haces caso? 


Y yo aquí esperando a que me recojas.


La mujer, atónita, miró y remiró, los ojos se frotó mientras resonaba por la acera:

-          ¡¡¡¡¡En la calle las cacas de tu perro has de recoger, sino hasta tu casa te acompañaré!!!!

Sin dilación, cogió un papel de periódico que se encontraba cerca, a la caca atrapó y a la basura la tiró. Seguidamente, asustada, a Charlie cogió y a su  casa entró.

Desde entonces, la mujer, sale con su portabolsas, por miedo a encotrarse con ELLA,  la caca acechante.

Cuentan que los vecinos, desde entonces, salen con sus bolsas y los alcorques permanecen limpios de heces, todo por miedo a encontrarse con el espíritu que las habita y te persigue si no las recoges. 

(By Medrona)



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