Estamos en primero y comienza el proceso lectoescritor en todo su esplendor.
La verdad que los alumnos y alumnas se sienten muy motivados para aprender a leer, escribir, contar, ... Son una fuente inagotable de aprendizajes, todo un ejemplo para otros alumnos más mayores y adultos.
Una de los aspectos más ususales que nos solemos encontrar en los primeros días de clase, es observar que hay niños que no cogen bien el lápiz y adoptan una postura de lo más incómoda que, de no cambiarla terminarán ocasionando todo tipo de calambres y dolores , como mínimo.
Muchos de ellos, ya en la etapa infantil, han usado lápices con caras triangulares, que ayudan a apoyar solo los dedos estrictamente necesarios para dibujar, colorear, trazar y hacer sus primeras letras.
Pero la primera pregunta que tenemos que hacernos es:
¿Cuál es la postura más idónea para asir cualquier utensilio escritor?
Os mostramos en un vídeo, apto para los menores, la forma adecuada de coger el lápiz.
Como bien explica el vídeo, de una forma lúdica, hemos de usar tres dedos: índice, pulgar y corazón, el resto, no deben interferir en los movimientos del elemento con el que se escriba, sino permanecer plegados, para dejar trabajar a los otros tres.
Con el pulgar y el índice, formaremos una especie de pinza con la que asiremos el objeto y podremos dirigir su trayectoria. El corazón nos servirá de base, de apoyo.
La cara externa de la mano la usaremos para poyarnos en la mesa y así mejorar la precisión del trazo. La otra mano, agarrará el papel para que este no se mueva al escribir sobre él.
No debemos olvidar la presión de los dedos, que no debe ser exagerada, así como la postura del resto del cuerpo a la hora de escribir. Espalda recta y apoyada en el respaldar de la silla, así como ambos pies apoyados en el suelo, ayudarán a descargar brazos y hombros.
Ahora, vamos a mostrar algunas ideas que podemos poner en marcha para reeducar una buena postura de mano y dedos a la hora de escribir.
Partimos de una edad de 6 años, donde el alumno ya lleva unos años trabajando su motricidad fina. Hablamos de quitar un hábito incorrecto para llevar a cabo una praxia motora adecuada para nuestra cuerpo y escritura.
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